El whisky es una bebida que con su fuerte personalidad, ha maravillado hasta a los públicos más exigentes a través de la historia. Este destilado digno de reyes y nobles, logra su complejidad a través de una elaboración experta basada en técnicas que han sido perfeccionadas a lo largo de los siglos para obtener siempre la mejor calidad.

La palabra Whisky, viene de uisge beata o usguebaugh que en gaélico, dialecto hablado por los celtas, significa “agua de vida”, siendo también llamado aqua vitae en latín. Originalmente se usaba con fines medicinales, pero debido al difícil acceso a las uvas para vino en Europa del Norte, se popularizó la producción y consumo del whisky en la región.

Las técnicas de destilado fueron llevadas por los monjes a Escocia e Irlanda entre los siglos XII y XIV, limitándose su producción a boticas y monasterios hasta finales del siglo XV. Sin embargo, se cree que los mismos celtas ya manejaban la destilación de la cebada para producir el “uisgebeatha”.

A través de las décadas, los escoceses se volvieron líderes mundiales en el destilado del whisky. Para 1494, año del cual se tiene el primer registro histórico sobre la bebida, ésta había alcanzado un nivel masivo dentro de Escocia, ya que como aparecía en el escrito, Friar John Cor estaba recibiendo suficiente malta como para producir 1500 botellas de whisky.

El whisky se puede elaborar a base de diferentes granos, cada uno aportando su carácter distintivo al perfil del destilado, siendo la cebada el utilizado principalmente, al ser el mejor ingrediente y el más accesible en las localidades tanto de Escocia como Irlanda. Otros cereales con los que se puede producir esta bebida son el maíz, el trigo, el centeno e incluso hay algunos hechos a base de arroz en los países del continente asiático.

Es además importante en el proceso de elaboración la inclusión de levadura, necesaria para una óptima fermentación que es lo que finalmente le otorgará el grado alcohólico al producto final, además de intensificar la complejidad de los sabores y los aromas presentes en la bebida.

La técnica del destilado es un proceso complejo que permite que soluciones de agua y alcohol alcancen niveles más altos de concentración por medio de la evaporación. Durante la destilación, la mezcla fermentada es calentada en alambiques de cobre a altas temperaturas para recolectar el vapor que posee el contenido alcohólico, este pasa a través de una tubería doblada para luego enfriarlo y hacer que retorne a un estado líquido. Esta destilación se realiza dos veces para producir whisky de acuerdo a la técnica escocesa y tres para el whiskey irlandés, siendo necesario limpiar el alambique cada vez que se realiza el proceso.

Este método donde se utiliza el alambique tradicional es la técnica que se ha llevado a cabo durante los siglos desde su invención. Al llegar la época de la industrialización y con la invención del alambique de columna en Gran Bretaña, el proceso de destilado pudo realizarse de manera continua, sin necesidad de realizar una limpieza del equipo y reduciendo los costos de producción, permitiendo aumentar el volumen de la venta de whisky más accesible. Aunque muchas grandes destilerías utilizan el método continuo, especialmente en Estados Unidos, en la actualidad los mejores whiskies se continúan realizando con la técnica artesanal para continuar con la tradición.

Posteriormente al destilado, el producto obtenido solo se convierte en whisky después de pasar por un proceso de maduración en barriles de roble, por períodos de tiempo que pueden variar dependiendo del objetivo del productor y del tipo de barril, ya que los más nuevos aportan sus aromas más rápidamente. El mínimo de envejecimiento en Europa es de 3 años, pero mientras sea mayor la duración de este proceso, a su vez la calidad del whisky será superior, incrementando su nivel de apreciación y su precio. Un mínimo necesario de maduración para obtener un buen Single Malt Whisky, sería de al menos unos diez años, mejorando con cada año adicional de envejecimiento.

Tipos de Whisky:

  • Single Malt Whisky: el mejor whisky que se produce y consume en el mundo es el Malt Whisky, preparándose a base de cebada malteada, destilándose dos o hasta tres veces en el alambique, y madurado por al menos 3 años en barriles de roble. Podemos hablar de un Single Malt Whisky, si los barriles utilizados para el proceso de envejecimiento no han sido mezclados con otros destilados.
  • Grain Whisky: existe también la variedad del Grain Whisky, que se hace a base de diferentes tipos de granos y combinaciones. Este se puede destilar a niveles alcohólicos superiores que el Malt Whisky pero tiene sabores más tenues, al ser añejado por menor tiempo.
  • Blended Whisky y Vatted Malts: el Grain Whisky se usa principalmente para la producción de Blended Whisky. Este contiene una mezcla de distintos tipos de whisky en proporciones variables, lo cual genera una plétora de sabores distinguibles, siendo mejor mientras más Malt Whisky contenga. También existe la mezcla de Single Malts de diferentes destilerías sin la presencia de whisky de grano, aunque en este caso el whisky obtiene el nombre de Vatted Malt.
  • Bourbon Whiskey: en el continente americano cuentan con el Bourbon Whiskey, producido en Estados Unidos, principalmente en el estado de Kentucky, el cual debe poseer en su composición al menos un 51% de maíz y se destila en alambiques de columna, con una maduración mínima de 4 años. Con estas mismas características existe el Tennessee Whiskey, diferenciándose por el uso de barriles nuevos y ahumados.
  • Rye Whisky: tanto Estados Unidos como Canadá comparten la producción de Rye Whisky, elaborado a base principalmente de centeno, con un envejecimiento de tan solo 2 años.

Fuente: winefolly.com